En el madrileño barrio de Embajadores
La primera vez que visitamos esta vivienda lo primero que nos vino a la mente fue que a pesar de que era pequeña, contaba con dos preciosos balcones a los que teníamos que dar protagonismo.
Uno de los balcones daba a un dormitorio y el otro a un saloncito.
La idea parecía clara, había que unificar el espacio de los dos balcones para ganar iluminación y ventilación a la vivienda. Así que tiramos el tabique y unimos las estancias ubicando una pequeña pero funcional cocina abierta en una de las paredes y un salón que disfruta del espacio.
En la antigua cocina ubicamos el baño en suite al que se accede desde el dormitorio.
Uno de los requisitos del cliente fue dejar a la vista parte de la estructura original de la vivienda, como las vigas y los pie derechos de madera, además de dejar el ladrillo visto de varios de los paramentos, lo que le dan un carácter muy especial a esta vivienda.










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Espero que te haya gustado la reforma de esta vivienda tanto como a mí.
¡Feliz semana!